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El mito de Inanna y Šukaletuda es un poema sumerio que nos cuenta la historia de una violencia sexual. Está conservado en dos tablillas con unos trescientos versos más o menos. El relato nos narra como la diosa del amor sufre una violenta situación por el jardinero Šukaletuda. Estamos ante lo que sería la primera violación documentada. El poema fue traducido por Samuel Noah Kramer en 1949, las tablillas de arcilla fueron datadas en el 2000 a.C., y la historia empieza de la siguiente manera:
La Señora de grandes Poderes
Digna de sentarse en el Estrado
Inanna de grandes Poderes […]
Quiso, un día descender hasta aquí abajo
¡La santa Inanna quiso descender a la tierra!
¡Para separar a los mezquinos y los justos,
sondear los espíritus dentro del país,
(para) separar lo verdadero de lo falso,
quiso ella descender hasta aquí abajo!
¡Cuánto se te debe allí abajo!
¡Cuánto se habla todavía de ti!
Mitos de Inanna
Enki y el cuervo
Inanna quiere justicia, la gran “Señora del cielo” quiere poner orden en la Tierra. Sube a una montaña donde se encuentra entre toros salvajes y ciervos con un pensamiento único, separar el bien del mal. Después de unas cuantas líneas fragmentarias que no pueden leerse, aparece Enki “Señor de Aguas Dulces”, posiblemente el más sabio de los dioses sumerios. Enki decide darle instrucciones a un cuervo y le dice lo siguiente:
Primero, corta y después mastica,
debes de darle el kohl para los sacerdotes
donde harán encantamientos en Eridú,
pondrás un cuenco de lapislázuli con aceite y agua
y deberás colocarlo en el santuario.
Planta en una zanja puerros y verduras,
debes de realizar el trabajo de un hombre,
pondrás bloques para hacer contrapeso en un cigoñal
y verás como se levantan y se asientan
¿quién había visto algo así antes?
Una palmera datilera
Gracias al cuervo que trabajó la tierra, se levantó de esta rareza una palmera datilera, digna para los campos de un rey. La palmera simboliza un “árbol inmortal” y será el jardinero Šukaletuda quien se encargue de sus cuidados. Y el poema dice lo siguiente:
Pues este era el nombre del (jardinero?)
[deshecho en lágri]mas y pálido de tristeza:
(Pues) él había regado los [arriates],
Y preparado hoyos con agua junto a los [bancales]:
Pero allí no crecía nada ¿Por qué?
¡Todo había sido arruinado por ese viento tempestuoso!
¡[Que a la cara] de Šukaletuda
Había lanzado el [polvo del s]uelo
Hasta inflamarle [los ojos]
Y Šukaletuda se vio obligado [a limpiar] sin descanso (el jardín!)
Recordemos el mito del «árbol huluppu», donde representa los miedos de la diosa Inanna que tiene que superar, aunque bueno, en la historia vemos a una diosa caprichosa donde al final vence con la ayuda del rey Gilgamesh. En este mito se presenta el jardinero como un personaje nuevo que hasta ahora no conocíamos.
Šukaletuda
Šukaletuda era el encargado de cuidar y regar todo lo que el cuervo había creado. El jardinero construyó un pozo entre las plantas, aunque por sorpresa, allí ya no quedaba ni una sola planta. Šukaletuda no conseguía mantener viva la tierra, era incapaz de que hubiera un vergel de vida, no sabía interpretar la naturaleza que le rodeaba.
Era un vínculo roto entre el hombre y el entorno natural. Vio a los dioses enojados, aunque, el jardinero decide buscar una solución. Inspirado por los cielos, planta una hilera de álamos, de esta forma le ayudará a controlar los vientos, y el poema dice lo siguiente:
Alzando, entonces, la mirada,
Contempló las estrellas de Oriente […]
Tomó en cuenta las estrellas de Occidente;
Tuvo cuidado de [los espíritus que, aislados, merodean];
Estudió los signos de los [demonios
Que vagabundean solitarios]
Aprendió a aplicar los Poderes,
Meditando acerca de los destinos asignados por los dioses.
Después […] plantó una hilera (?) de árboles frondosos
Álamos muy frondosos,
Cuya sombra, tanto por la mañana,
Como al mediodía y por la tarde, nunca llegaría a faltar
Es de esta forma como Šukaletuda obtiene su primera victoria. Inanna llega cansada de su viaje por el cielo y la tierra y necesita un lugar donde descansar. El jardinero queda maravillado con la diosa, pues Inanna llegaba con un taparrabos donde se había atado los siete “me”. Hay que recordar que Inanna le robo los siete “me” a Enki emborrachándolo de cerveza (véase Inanna y Enki). Las tablas de los destinos conocidos como los “me”, eran decretados por una divinidad, donde los dioses enseñaban su sabiduría a los hombres.
Un crimen sexual
Inanna muy cansada de su largo viaje se duerme a la sombra de un álamo, y es aquí cuando Šukaletuda, ardiente de deseo decide separar el taparrabos de la diosa y aprovecharse de la situación. El poema dice brevemente lo siguiente:
[Luego ella se durmió]
Pero Šukaletuda separa el paño protector,
la besa y la penetra,
Tras lo cual volvió al extremo del jardín
Šukaletuda no entiende el mundo natural, por lo que podemos interpretar que lo natural es lo femenino. El jardinero por lo tanto besa y penetra a Inanna que dormía bajo el álamo. Al amanecer, la diosa despierta muy consciente de lo que ha ocurrido, el poema dice lo siguiente:
Inanna se mira con detalle,
Y comprende que había sido ultrajada
¡Qué catástrofe provocó, la santa Inanna,
Por culpa del ultraje a su sexo! […]
Llenó de sangre todos los pozos (del país),
Introdujo sangre
En todos los depósitos de los jardines! […]
Y ella decía: “Deseo encontrar a mi agresor
Donde quiera que esté”
Inanna se enfurece como nadie, quiere vengarse del hombre que la violó. El jardinero le cuenta a su padre todo lo que había pasado, el hombre preocupado por lo que había hecho su hijo, le dice lo siguiente:
Hijo mío, deberías unirte
a los habitantes de la ciudad,
Ve de inmediato con ellos
y escóndete entre la multitud,
Inanna, no te encontrará entre las montañas
Las tres plagas de Inanna
Inanna busca por todas partes, pero no encuentra a su agresor. Decide enviar una primera plaga convirtiendo toda el agua en sangre ¿te suena a algún mito hebreo? Samuel Noah Kramer apunta a que esta primera plaga se debe a su desfloración por el agravio físico. A pesar de todos los esfuerzos de la diosa, no consigue encontrar al jardinero. Inanna muy enfurecida decide enviar una segunda plaga en forma de castigo colectivo:
Y he aquí la catástrofe
(que) [la Mujer] provoca [por segunda vez],
Por culpa del ultraje a su sexo,
He aquí lo que Inanna provoca:
Montándose sobre las nubes […]
Desencadena los malos vientos,
Y hace girar los ciclones.
Tras ella se alzaban los huracanes (?)
Y los tornados de polvo […]
Y ella (decía): “Deseo encontrar a mi agresor,
Donde quiera que esté”
Šukaletuda muerto de miedo, acude a buscar a su padre otra vez, quien vuelve a sugerirle que haga lo mismo que antes. Así que la cosa no acaba ahí, porque Inanna muy enfurecida de no encontrar a su agresor, estalla con una tercera plaga aún más oscura que sus antecesores, donde corta todos los caminos. De esa forma bloquea a la población entorpeciendo los viajes y el comercio.
El jardinero vuelve a casa de su padre en busca de ayuda por tercera vez, pero le vuelve a sugerir lo mismo. Inanna muy desesperada por no obtener su venganza se encuentra frustrada, y el poema dice lo siguiente:
El sol se alza, el alba aparece
Y la Mujer, mirándose con detenimiento,
Vuelve a pensar en el ultraje sufrido:
¡Pobre de mí! (decía) ¿Quién me ayudará?
¡Pobre de mí! ¿Quién me socorrerá?
¡Él, realmente, tiene que estar en casa de su padre,
En el palacio de Enki!
Castigo y clemencia
De un principio podemos entender que Šukaletuda es hijo de Enki, pero hay que saber que Enki es el creador de los seres humanos, por eso no es de extrañar que el poema lo manifieste de esta manera. En todo caso, Inanna le ruega a Enki que le entregue a su agresor, pues Inanna no solo simboliza el amor, sino también la guerra, así que lo amenaza con abandonar el templo de Uruk si no se lo entrega. Es de esta manera como Enki le entrega al jardinero.
La [santa] Inanna, entonces, se llevó consigo a Šukaletuda
Desde el abzu (apsû) de Eridú.
¡Se atraviesa en el firmamento
Como un arco iris
[…] se acerca, […] se acerca más […]
Y Šukaletuda se hace cada vez más pequeño
Por desgracia el final de la historia está muy fragmentada. Por lo poco que se pudo leer es que Inanna golpea con fuerza varias veces a su agresor, optando de esta manera por un castigo físico. Conforme ella lo va golpeando el se empequeñece y ella se convierte en un magnífico arco iris.
Damos por hecho que esto es la pena de muerte para Šukaletuda, pues tal y como dice la Ley 130 del Código de Hammurabi, la violación se castiga con la muerte. Pero Inanna decide tener clemencia por su agresor, ofreciéndole la opción de la inmortalidad, pues para los sumerios la venganza no era buena, el poema dice lo siguiente:
Y la [santa] Inanna dice a Šukaletuda:
¡Sí, incluso cuando haya hecho de ti […]
Tu nombre nunca llegará a caer en el olvido,
Pervivirá en los cánticos – y serán cánticos suaves
En los palacios de los reyes
Los cantarán los jóvenes [trovadores (?)]
Y los past[ores] los canturrearán
Mientras baten el odre de leche
El poema termina aquí con una afirmación por la compasión de la diosa del amor, diciendo lo siguiente:
Gloria a ti, Inanna.
Puedes ver también
Referencias
- Estefanía Bernabé-Sánchez. Anos 90, Porto Alegre, v. 25, n. 47, p. 135-147, jul. 2018
- Electronic Text Corpus of Sumerian Literature (ETCSL), Inanna y Shu-kale-tuda
- KRAMER, Samuel Noah. A Blood-plague Motif in Sumerian Mythology. Archiv Orientální, Praha 8, v. 17, n. 1, p. 399-415, 1945.
- Vide CRAWFORD, Harriet E. W. Dilmun and its Gulf neighbours. Cambridge: Cambridge University Press, 1998
- DALLEY, S. The Mystery of the Hanging Garden of Babylon: An Elusive World Wonder Traced. Oxford: Oxford University Press, 2014. O el de FINKEL, I. L. The hanging gardens of Babylon. In: CLAYTON, Peter. The Seven Wonders of the Ancient World. New York: Routledge, 2008. p. 38-58.
- Vide WESTENHOLZ, Aage. The Sumerian city-state. In: HANSEN, M. H. (Ed.). A comparative study of six city-state cultures: an investigation conducted by the Copenhagen Polis Centre. Copenhague: Kongelige Danske Videnskabernes Selskab, 2002. p. 23-42.
- Interpretación del poema por BossDark.